miércoles, 31 de agosto de 2011

1991: el año en que empezó el desastre

Con este disco llegó la derrota momentánea
El 17 de septiembre de 1991, las tiendas de discos de Estados Unidos pusieron a la venta dos discos de la banda más grande del mundo en aquellos momentos, una banda que, estoy seguro, hoy serían más grande que los Beatles y los Stones juntos si sus componentes, especialmente su cantante, hubieran mantenido la cabeza sobre los hombros. Miles de personas hicieron cola para comprar "Use your illusion I" y "Use your illusion II". Estaba empezando una nueva década que sustitía a los fructíferos años '80, dominados por el Hard Rock y el Heavy Metal desde el "Back in Black" hasta el "Turbo" pasando por "The number of the beast" o "Master of puppets".







Aquellas dos majestuosas obras auguraban otra década magnífica para el Metal. Las listas las estaba dominando el "Black album" de Metallica, que justo un mes antes habían publicado su disco definitivo. "Enter sandman" entraba en todos los hogares vía MTV o emisoras de radio. Al mismo tiempo, estaba a punto de cocinarse la enésima resurrección de Ozzy Osbourne, con "No more tears". Otros álbumes destacados, históricos, publicados en 1991 fueron el "Human" de Death, "Blessed are the sick" de Morbid Angel, "Slave to the grind" de Skid Row o aquella obra maestra que fue el "Arise" de Sepultura. Fue un año difícilmente repetible.



Estábamos en el 17 de septiembre. Una semana más tarde se publicó un disco que cambió el rumbo del Rock Duro, y que abrió, seguramente sin quererlo, una etapa absolutamente desastrosa para nuestro género. Hablo del "Nevermind" de Nirvana. La irrupción del Grunge en el escenario musical barrió a una generación entera de bandas. El movimiento, cuyo epicentro se situó en Seattle, generó cientos de bandas que aportaron un nuevo sonido y una nueva filosofía para una generaciój que buscaba otros referentes musicales porque sus inquietudes y sus metas eran otras.

De todo aquello apenas resisten hoy Pearl Jam. Del resto, con suerte, os acordaréis de los más grandes, los pocos que supieron reconvertirse, aparte de los propios Pearl Jam, Soundgarden, Alice in chains y poco más. Hablar de Mother love bone, Temple of the dog, Screaming trees o Mad season es casi un ejercicio de arqueología musical. Hubo quien integró bajo aquella etiqueta a otras bandas como Smashing pumpkins en sus inicios o Stone temple pilots, aunque yo creo que eran otra cosa. De hecho, su música ha envejecido mucho mejor.



De repente, los conciertos de Hard rock se vaciaron, los pelos cardados pasaron de moda y en las discográficas no interesaban los solos ni la melodía, sólo las guitarras chillonas y las poses de chicos insatisfechos espiritualmente. Podríamos hacer una lista de damnificados, de excepcionales grupos que tiraron la toalla o se vieron forzados a tirarla, sin olvidar que, a partir de ahí, cuando a mediados de la década el Grunge había eclosionado de manera total, comenzó el declive de algunos de los más grandes.

Poco después, Bruce Dickinson se fue de Iron Maiden, Metallica entraron en un parón que les llevó después a la etapa de "Load" (1996) y "Reload" (1997), Rob Halford se marchó de Judas Priest y algunos pensamos sinceramente que lo único que nos quedarían entonces serían Limp Bizkit, Korn y Linkin Park; que tendríamos que vestir siempre de chándal y que el cuero y las tachuelas jamás volverían.

Afortunadamente, hubo quien mantuvo alzada la bandera del Metal, como los inolvidables Pantera, y pocos años más tarde su esfuerzo sirvió para que, poco a poco, las aguas hayan vuelto a su cauce. Los grandes siguen existiendo, han surgido nuevos estilos y nuevas bandas, e incluso aquellas a las que el Grunge desplazó intentan ganarse una segunda oportunidad. Sirva este post para homenajearlas y recordar a las que ya nunca más volvieron.

Firehouse: "Don't treat me bad"



Skid Row: "Youth gone wild"



Winger: "Seventeen"



White Lion: "Radar love"



The almighty: "Addiction"



En su homenaje y en el de tantos otros...

lunes, 29 de agosto de 2011

Crítica de "Infected" de Hammerfall 6/10

Quo vadis, Hammerfall? Me es realmente difícil enfrentarme a un análisis desapasionado del nuevo disco de esta banda sueca de Heavy Metal clásico dada su trayectoria. A Hammerfall hay que reconocerles todo lo que han hecho por el género, que ha sido mucho y en algunos años verdaderamente difíciles, especialmente en la década de los '90, cuando prácticamente nadie apostaba un duro por él. Firmaron cuatro discos realmente magistrales, con himnos que todo conocéis que les elevaron a la cima.

Pero en estos momentos Hammerfall, y lamento decirlo, han perdido su ADN. Es una banda que está buscando una nueva identidad, y no está encontrando la tecla adecuada para reciclarse. Han pasado de cantarles a los guerreros, dragones y mazmorras con un habilidad extrema, a presentarnos un disco cuya portada y algunas canciones van sobre zombies. Y lo que es peor, quieren introducir nuevos matices en su música pero sin saber cómo.

No penséis que "Infected" es un mal disco, porque no lo es. Tiene algunos momentos brillantes, pero sólo son aquellos en los que el grupo muestra parte de lo que saben hacer, ese Metal rápido, épico, de melodías pegadizas y coros monumentales. El resto de variaciones no aportan apenas nada positivo. Es una lástima que los dos líderes de Hammerfall, Joacim Cans y Oskar Dronjak no sean capaces de reciclarse, pero peor es que nadie les diga que lo que hacían antes lo bordaban. En términos generales, este nuevo disco se queda por detrás del anterior "No sacrifice, no victory", y eso es preocupante, sobre todo sabiendo que en 2012 celebrarán su 25º aniversario, y que el festival de Wacken ya les ha reservado un lugar privilegiado de su próxima edición.

En honor a la verdad, Hammerfall nunca ha sido una banda que se haya distinguido porque sus componentes fueran virtuosos en la ejecución de sus instrumentos, pero no les hacía falta. Elaboraban Heavy claro, puro, limpio y auténtico. Y no pedíamos más. Ahora, cuando se escucha la intro de zombies que abre el trabajo y se da paso al primer tema, con un riff pesado de ritmo medio, uno percibe que algo no va bien.

"B.Y.H." (Bang your head) es una canción-himno sobre el Metal, como su nombre indica, que apunta maneras, pero que no se acerca a sus mejores composiciones. Soy consciente de que jamás alcanzarán las cotas de sus primeros trabajos, pero en este "Infected" hay momentos ciertamente desalentadores. Algunos de ellos están en el primer single, "One more time", cuya base principal es tan simple que asusta. Es de esas canciones que parece buscar algo nuevo en su música, pero que encalla estrepitosamente. Al mismo tiempo tiene parte de lo que Hammerfall cosechó con éxito, y eso la salva en parte.



De lo mejor, "The outlaw", rápida, directa y eficaz. Al igual que "Día de los muertos", que musicalmente es interesante, también cañera y potente, pero que chirría por su temática, que no encaja para nada en la tradición de Hammerfall. Entre lo peor, las primeras canciones del disco por las pocas satisfacciones que nos dan cuando esperamos más, o "I refused", que empieza con un riff magnético, fantástico, para acabar disolviéndose poco a poco en un estribillo pobre. Una verdadera lástima porque sus primeros compases hacen vibrar de verdad. "Redemption" cierra el trabajo y es una pieza prescindible, como "Let's get it on", que lamentablemente no aportan nada.






No falta la típica balada, en esta ocasión íntegramente acústica, "Send me a sign", un buen momento de pausa, que no contribuye a salvar un disco que muestra una senda preocupante para Hammerfall, de falta de ideas y de desacierto al tratar de plasmar algunas nuevas. En conjunto se queda en un quiero y no puedo un tanto decepcionante, que a buen seguro sabrán salvar en directo, porque a pesar de este bache, cuentan con un repertorio que ya quisieran muchas bandas. No perdamos la fe y esperamos que mantengan el lugar que les corresponde en el Heavy Metal.

sábado, 27 de agosto de 2011

Crítica del primer disco de Hikara

Portada y contraportada del primer disco de Hikara
Desde Eibar y Azkoitia (Gipuzkoa) se presenta ante Metalbitacora esta banda con un primer disco grabado "con pocos medios pero mucha ilusión". Son la cantante Aroa Rojas, Eric Deza a la guitarra, Josu Agirre también a la guitarra y a las voces, Álex Etxeberria en el bajo y Koldo Sagarzazu en la batería. Cantan en euskera y su propuesta es difícilmente clasificable ya que en su coctelera confluyen muchísimas influencias. Cada minuto del Cd explora un camino distinto, desde el jazz, al funk, el pop o el Metal, en una combinación sorprendente. Podríamos decir que es Hard Rock progresivo, pero como no me gusta nada la etiqueta de progresivo, que a mucha gente le suena a "rollo", pues lo dejamos abierto.

La ejecución es elegante, y la voz femenina que lidera a la banda aporta un ingrediente de distinción muy interesante. Descataría también las guitarras, tanto en sus partes acústicas, que son bastantes, como en las más duras, donde hay pasajes que recuerdan a los Metallica más clásicos. Sin duda, este disco de Hikara me ha sorprendido para bien.

Se abre con un tema de más de 7 minutos nada menos titulado "Ametsetan", en el que ya dan muestra de lo que son capaces. Un tema acústico que en su parte intermedia tiene un ritmo jazz absolutamente sorprendente. El registro varía en "7:30", donde aparecen las guitarras eléctricas, aún sin endurecerse del todo, para ofrecernos un Funk-Rock bastante bailable en cuyo estribillo la voz de Aroa se ve arropada por coros femeninos.



Esta primera parte del trabajo, que se compone de 12 temas y unos 65 minutos de duración, insiste en la vía más pausada con "Ekaitzaren islada", otra canción de más de seis minutos, en los que más que Rock hay ritmos de ascendencia negra: Blues y jazz, pero abiertos a una especie de improvisación con sentido en la que a veces te preguntas si han cambiado de canción o sigue siendo la misma. La verdad es que no es usual que un grupo en su primer disco ofrezca una música de tanta complejidad compositiva. No es difícil de escuchar como algunas bandas de progresivo, supongo que es muy difícil de componer y ejecutar.

La tendencia se empieza a modificar a partir de "Zoratuta". Ahí aparecen las guitarras más potentes para irse mezclando con una Aroa cuyo estilo de cantar consigue dirigir los cambios de ritmo y estilo que hacen en todos y cada uno de los temas.



El trabajo se ha grabado en Eibar, en los estudios Legarre, con Ander Barriuso, y la escasez de medios perjudica en mi opinión sobre todo a la base rítmica, que no debiera pasar tan desapercibida, pues en esta fusión de estilos es clave. Habrá que seguirles la pista en el futuro para comprobar si continúan explorando tantas posibilidades musicales como hacen en esta primera entrega, o si, por el contrario, deciden centrarse en un solo objetivo.

De la parte más pausada destacaría "Marrazkiak" con su bella melodía, y de la parte más Hardrockera es muy interesante la instrumental "Tresnak" o la monumental "Bihotz beltzak" que cierra el trabajo, con diez minutos y medio de canción que sintetizan a la perfección lo que son Hikara a día de hoy: acústico, funky, Rock duro, Metal, Jazz y otra vez Metal en un escorzo que a veces parece imposible.





Como veis, esta banda es una verdadera caja de sorpresas. No sabes con qué vas a encontrar en cada momento, y eso nos ayuda a recordar que, por mucho que digan los más catastrofistas, no todo está inventado!

miércoles, 24 de agosto de 2011

Una ruta metalera por Nueva York


Perspectiva de los rascacielos de Wall street
 Si eres o vas a ser uno de los millones de personas que visitan cada año Nueva York, posiblemente estés pensando en cómo localizar los reductos metaleros de la Gran Manzana, para que el viaje no sea sólo una sucesión de visitas a los puntos previsibles y predecibles. Hacer una pausa para tomar una cerveza con buena música de fondo puede ser uno de los mejores momentos de las vacaciones. Os lo digo por experiencia. Así que a continuación os propongo algunos lugares de visita obligada o recomendada si pretendéis pasar allí unos días. Por cierto, agradecería saber si esto os resulta de utilidad y por supuesto que me ayudéis a completarlo si conocéis más lugares dignos de la peregrinación metalera.

En primer lugar, hay que decir que New York City no es precisamente la ciudad del Metal. Hay otras ciudades del país con más clubs y garitos rockeros. En la capital del mundo la lista de bares en los que pongan guitarreo no es demasiado extensa, pero como allí creo que habría que viajar al menos una vez al año, aprovechemos los pocos que hay. Si esperas encontrarte con camisetas negras y largas melenas en cada esquina de una de sus espectaculares avenidas, olvídate. No será una escena habitual, y la verdad es que es una lástima, dado que la mayor satisfacción al andar por sus calles es, precisamente, observar a la gente, ver la vida pasar y disfrutar con los edificios, tiendas y negocios. Creo que hay pocas sensaciones que se asemejen a lo que se siente allí.

Para encontrar a nuestros semejantes, lo más sencillo es darse una vuelta por Williamsburg, un barrio del distrito de Brooklyn conocido también porque allí se ubica el barrio judío. Esa es una de las zonas más pujantes para la gente joven y lo cierto es que hay bastante actividad alejada de lo típico y mayoritario que se puede encontrar en el Manhattan más clásico. Hay muchos locales y pubs, no necesariamente heavies, de interés. Aunque más vale que os hagáis una ruta previa. Allí las cosas no son como por aquí, que solemos tener a los garitos concentrados en una zona; allí suele haber bastante distancia entre unos y otros, con la complejidad añadida que supone dominar la distribución de calles y avenidas, algo no tan sencillo los primeros días.

GARITOS, BARES Y PUBS


En Williamsburg se ubica el Duff's bar, posiblemente el sitio más True de todo Nueva York. Más que un bar, es un santuario, es la Meca del Heavy Metal neoyorkino. Con una decoración repleta de símbolos, carteles de conciertos, muñecos, pentagramas, lucecitas rojas y memorabilia varia, entre la que se encuentran algunas fotografías de músicos que han pasado por allí o que suelen ir de vez en cuando, como Dee Snider o Kerry King.
El Duff's bar y sus luces rojas
Allí, además de beber cerveza y escuchar buen Heavy Metal, en una selección muy buena habitualmente, se puede adquirir merchandising del bar, como camisetas con la leyenda "Centro de abuso de alcohol en Brooklyn", parches, etc. Abre todos los días de 6 de la tarde a 4 de la madrugada, y seguramente será lo más parecido a ti que haya en todo NYC. Pero es un bar: lo Heavy no es allí como lo demás. En Nueva York todo es a lo grande salvo nuestro rollo. El bar es de dimensiones discretas, pero te llevas una sonrisa al entrar, tras tanta 5ª Avenida y tanto Empire State, escuchar Down es como una maldición demoníaca!

Dimebag presente!


Son ellos, la foto está al derecho
 
Duff's bar es más que un bar un santuario metalero

El bueno de Duff es un alto y fornido elemento acompañado de un bastón que tiene un aire a El Enterrador, el personaje de Pressing catch. Los sábados suele andar por allí, y aunque en el bar habrá bastantes grandullones imponentes, sabréis que es él. No tiene problema en sacarse una foto con vosotros.




Kerry's corner




Hay otros lugares interesantes para pasar un rato, y no necesariamente son heavies. Uno es el The trash bar, donde se puede escuchar Hard Rock y Rock N' Roll en un ambiente acogedor, pero cuyo principal atractivo es una parte trasera en la que en ocasiones hay actuaciones en directo y en otras se desata la locura con un karaoke en el que se puede intentar cantar casi de todo. O coincidieron los mejores cantantes amateurs del barrio cuando estuve yo, o allí los karaokes se los toman en serio y sólo se atreven a cantar quienes tienen algo de voz. La verdad es que nos quedamos impresionados.
Para los más ochenteros, y en la misma zona de Williamsburg, está el Barcade, un pub en el que hay para elegir al menos media docena de cervezas de distintos sabores y orígenes, de las que a mí no me sonaba ni la primera. La música es muy variada y lo mismo suena Blondie que los Guns N' Roses, pero su secreto radica en que está repleto de maquinitas Arcade de nuestra infancia-adolescencia, y mientras bebes puedes echar una partida al Tetris, a la máquina del Ninja, marcianitos... Todo un momento-homenaje al pasado!
En la parte trasera se oculta Eddie
Otras posibilidades: The idle hands bar, donde además de beber podéis poneros finos con hamburguesas y otros productos colapsa-arterias. De las poquitas cosas que he encontrado en Manhattan. Mira cómo llegar.
El Pentagrama de la Fortuna
Aún en Brooklyn, como veis, es donde se corta el bacalao metalero, está el Palace Cafe, que presume de tener en su playlist a Nugent o a Pantera.
Haciendo amigos
 Y este otro no llegué a conocerlo, pero me hubiera gustado porque parece de lo más extremo. Es el Saint Vitus, y su misma web invita al desparrame más atroz.
Más amigos
No te olvides de que en EEUU hay que dar propinas. No es obligatorio, pero está muy mal visto no darlas, sobre todo a taxistas y camareros/as. Se estima que la propina ha de ser el 20% de la cuenta, aunque con la crisis en algunos lugares se contienen, y ya te sugieren en el mismo ticket lo que puedes dar, el 10, el 15 o el 20.
Por cierto, ya que uma de las visitas obligadas es el Empire State, que sepáis que en sus bajos se ubica un restaurante donde se puede comer con buena música de fondo: Van Halen, RHCP, Counting crows, Def Leppard... Será mejor que otras opciones aunque evidentemente es caro dado su emplazamiento. Eso sí, hacen su propia cerveza, y merece la pena probarla!



No todo va a ser Heavy Metal, digo yo...

CONCIERTOS Y SALAS
Estar en Nueva York y no ir a un concierto es poco menos que un pecado. La actividad allí es constante, y satisface prácticamente a todos los gustos. En el ámbito metalero hay que tener en cuenta que la tendencia que manda actualmente en Estados Unidos es la de un Metal más potente, el de los herederos de Pantera: Lamb of God, Devildriver, The Black Dahlia Murder, Five finger death punch y bandas del estilo. Atrás quedan los tiempos gloriosos del conocido despectivamente como Hair Metal. Aún así, os podéis encontrar giras que aquí simplemente soñamos con ver algún día.

El gran centro musical, teatral y deportivo, como sabéis, es el Madison Square Garden. Si os coincide allí
algún concierto será de alguno de los grandes, pues llenarlo no es sencillo. Consultad la programación en su web. Quizás no vayáis a un concierto, pero sí podriais ver a Knicks en la NBA u otro espectáculo. Yo, hasta ahora, no he entrado. Y eso que ya desde fuera impresiona.



Quizás el recinto más ajustado a lo que buscamos sea el Irving Plaza, un café teatro con conciertos prácticamente diarios y con un aforo muy semejante al de cualquier sala de tu ciudad. Allí pude ver a Cinderella con John Corabi en pleno agosto, aunque la verdad es que en las semanas siguientes se anunciaban giras alucinantes, por ejemplo a The black Dahlia murder con Six feet under, Whitechapel, Dying fetus y otros en un mismo día. O a Whitesnake con Tesla, Sebastian Bach, Lita Ford y Firehouse en un mismo pack.
El Irving Plaza, una sala de tamaño medio cerca de Union Square

 
Si vais en verano, tened en cuenta que la actividad cultural se multiplica y en ocasiones se traslada a las calles, con numerosos espectáculos al aire libre. Quizás la fórmula más eficaz para no perderse nada es consultar el Time out, una publicación que recoge absolutamente todo lo que hay. Ah, que no se me olvide que muchos programas matutinos de televisión presentan actuaciones en directo todos los días desde sus platós exteriores, la NBC y otras cadenas así lo hacen
 
 
DISCOS Y CAMISETAS
 
Si eres, como yo, de los que lamentan la progresiva desaparición de las tiendas de discos, no pierdas la fe. Si en Nueva York hay de todo, también hay tiendas de discos, al menos hay una que debieras visitar: Generation records. No sé cuánto tiempo aguantará, pero se va adaptando a las circunstancias y allí encontré un par de camisetas y varios Cds a buen precio. Me hizo ilusión ver el mítico Maiden Japan en vinilo y alguna otra joya que ya no capturé al haber excedido el presupuesto. En la segunda planta hay una sección de discos de segunda mano, y allí compré los últimos de Hammerfall, In flames y Arch enemy por 6 o 7 dólares cada uno. Y apenas llevaban unas semanas a la venta!
 
Generation records está en Manhattan, en el bellísimo y atractivo barrio del Soho, en la calle Thompson. Espero que el tatuado dependiente sea contigo más simpático de lo que fue conmigo.
 
Antes de emocionarte al pasar la tarjeta, recuerda que todos los precios (salvo honrosísimas excepciones) allí están presentados sin impuestos, por lo que has de sumar siempre el 8'75% de tasas. Para que no te lleves sustos luego...
 
En Manhattan también está el paraíso de los góticos. Si buscas algo negro, ya sea un corpiño o unas mallas, o bien un colgante de pinchos, o un anillo de calavera, las gafas redondas de Ozzy... Lo que sea, vete a Gothic renaissance. Te vas a entretener un buen rato aunque sólo sea mirando.
 

 
OTROS: COCHES Y MOTOS
 
Estados Unidos es el país del petróleo, de la gasolina. Allí todos los coches son grandes y el urbanismo está diseñado para ellos. Creo que ya ha sido una revolución que se les haya ocurrido peatonalizar Times Square en parte, sabiendo que posiblemente sea el lugar más transitado del mundo, con lo cual os podéis imaginar la mentalidad de la mayoría. Si sois fans de los famosos programas de Discovery channel en los que tunean coches y motos, preparaos para toparos con algún negocio de esos en cualquier lugar. Esta foto corresponde a Auto desings, en la 10th Ave, y está tomada desde un lugar muy recomendable, el Highland, un parque que transita por unas antiguas vías del tren y que permite ver la ciudad en altura.
 
A lo que iba, que esta no es una guía turística al uso. Allí hay verdaderas joyas y podéis ver desde fuera cómo trabajan motores y chapas para adecuar los vehículos a las peticiones de los clientes y convertirlos en piezas únicas. En Brooklyn, en Union Avenue, hay otro negocio en este caso de motos, y la verdad es que es flipante ver a los tipos pintando o extendiendo manillares de Harleys. Pero de allí no tengo fotos porque uno de los trabajadores me dijo que nada de pictures, así que a cascarla.
 
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Iglesias: no fui a ninguna.















OTROS. CÓMICS Y TATUS: En una ciudad tan absolutamente de fantasía como es Nueva York, los amantes del cómic tienen múltiples posibilidades. Quizás el lugar más fácilmente accesible es Forbidden planet, en Broadway. Dos plantas repletas de cómics, camisetas, merchandising y fantansía. Yo, que no soy de cómics, estuve allí curioseando un buen rato.

También veréis que allí va híper-tatuada, mucho más que aquí, chicas y chicos, y además con bastante buen gusto. Lógicamente, para unos pocos días que pasas es complejo proponerse un tatuaje allí, pero estaría bien presumir de tener uno realizado en la Gran Manzana. A mí desde luego no me importaría, pero tendrá que ser la próxima vez! No he tenido tiempo de encontrar nada, eso sí, me enteré de que tras Miami INK y L.A. Ink, ahora llega New York Ink!
No os perdáis a Corey Taylor, de Slipknot, tatuándose a Paul Gray.




El John Corabi, que también quiere salir en la Guía Metalera de New York



Sólo espero que si tenéis aportaciones que hacer, nos las envieis para hacer de la visita a la ciudad más increíble del mundo algo más atractivo para los metalheads, que tengáis un buen viaje y no os pase como a mí, que el avión que me trajo de regreso se llama como veis en la foto: David Bisbal. Hay que joderse!



martes, 23 de agosto de 2011

Crítica de "Between the devil & the red blue sea" de Black Stone Cherry 8/10

Está claro que esto no son los años 80, y que el buen Hard Rock no ha atravesado un momento tan dulce como aquel desde entonces, así que cuando aparece en escena una banda que aplica esa receta con maestría los seguidores del género no podemos más que rendirnos y dejarnos llevar por sus ritmos. Black Stone Cherry, un joven combo de Edmonton (Kentucky, Estados Unidos) es uno de esos grupos que parecen ir contra la historia y contra la dirección mayoritaria del Rock N' Roll. Con su tercera publicación insisten en un Hard Rock melódico con toques sureños y profundamente yankees para reivindicar un estilo que, aunque no lo parezca, sigue teniendo muchísimos seguidores.

En su país son bastante conocidos, y aunque no se han trabajado convenientemente Europa, sí han dado muestras de su hacer en festivales como el Download. Creo que en España sólo se han dejado ver por el Metalway y poco más. Si les conoces, esta nueva entrega es más y mejor de lo mismo. Y si no, ya va siendo hora de que les des una oportunidad. Este tercer disco quizás destaque por un tono un tanto más potente en el conjunto, hay más temas duros que en sus dos anteriores trabajos, lo que obliga a reforzar voces, guitarras e incluso la batería, que hasta ahora pasaba bastante desapercibida en la música de Black Stone Cherry.

Sus letras tienen un sabor a familia, amor, amigos y diversión que ya han ensayado con anterioridad y que le dan un cariz realmente emotivo a su música, como el medio tiempo "Won't let go" o la bellísima balada final "All I'm dreaming of" ("Todos mis sueños son buenos tiempos, buenos amigos y alguien a quien amar, sin miedos, sin lágrimas/ Todo lo que sueño es una casa en la colina y alguien a quien amar, lo que sueño es que brille el sol y cielos azules ahí arriba"). He de confesar que estos chicos tienen la tecla mágica de la emoción entre sus virtudes, y que hay canciones que consiguen estremecer, como ya hicieron con otras composiciones como "Things my father said" o "Hell and high water"



Los pilares de la banda son la voz del cantante y guitarrista Chris Robertson, con un timbre sumamente peculiar y reconocible, que domina bastante bien ya sean canciones duras y rápidas, medios tiempos o baladas, que de todo hay, y unas guitarras poderosas que por momentos se acercan al Metal sin complejos, y en otras ocasiones parecen seguir la senda de Lynyrd Skynyrd.



Las dos primeras, "White trash millionaire" y "Killing floor" son dos temas cañeros que ya apuntan la dirección del trabajo y que ya te hacen pensar que no te has equivocado con ellos. "Blame it on the boom boom", "Change" y "Let me see you shake" son de lo más duro de un álbum que luego exprime el Rock más americano en "Like I roll", con esas referencias a viejas guitarras, a los Rolling Stones sonando en la radio y al sol de California. ¿A que os suena todo eso? En total son 12 nuevas canciones más 3 extras ("Staring at the mirror", "Fade away" y "Die for you").



"Between the devil & the red blue sea" es una buenísima continuación a "Folklore & superstition" y "Black stone cherry", y en él se puede apreciar el talento de estos jóvenes que además se caracterizan también por una constancia en el trabajo que seguramente les llevarán a derribar cada vez más barreras, sin olvidar que cuentan desde el principio con la cobertura de Roadrunner records, algo que no todos pueden decir. Grupos así mantienen vivo al Hard Rock clásico.

domingo, 21 de agosto de 2011

Crítica de "Sounds of a playground fading" de In flames 7'5/10

La caverna del Metal vuelve a actuar, y esta vez dirige sus iras contra los suecos In flames. Inexplicablemente, sigue existiendo gente incapaz de entender las evoluciones naturales de aquellas bandas que se niegan a ser como AC/DC, es decir, a hacer el mismo disco una y otra vez, década tras década. Los mismos discos, los mismos repertorios, las mismas poses. In flames comenzaron haciendo esa aparente contradicción que es la etiqueta "Death melódico". Si es Death, no puede ser melódico. Desde entonces, fueron creciendo y ancheando sus propuestas sonoras hasta llegar aquí.

Me encantó "A sense of purpose", su anterior entrega, y no tenía unas expectativas tan altas para este "Sounds of a playground fading". Me ha sorprendido para bien, a pesar de la carga de negatividad que he leído en prensa especializada, foros y webs varias contra este trabajo. Me parece un gran disco, que corona una trayectoria llena de vericuetos, idas y venidas, siempre atrevidas y musicalmente atractivas.



Un ejemplo: en la Kerrang! número 213 el vocalista Anders Friden se queda atónito al escuchar la primera invectiva del periodista que le interroga: "Enhorabuena, ya sois los nuevos Metallica". Por favor, Metallica erraron de cabo a rabo en su intento de evolución, Fracasaron estrepitosamente con tres discos a cual peor: "Load", "Reload" y "St Anger". Comparar eso a los cambios musicales de In flames es muy desacertado. Una cosa es reblandecer el sonido y otra muy distinta es hacer malas canciones. ¿Tienen que cada hacer un "Colony" cada dos años? No lo creo, y además aplaudo que no lo hagan. "Sounds of a playground fading" ha sido número 1 en Alemania, pero aquí los críticos de las webs metaleras más leídas le han dado un 4 sobre 10.

Para comenzar, diremos que falta el guitarrista y miembro fundador Jesper Stromblad, que se ha recluido oara tratar de superar su adicción al alcohol. Él era pieza clave en las composiciones, que ahora han recaído en el propio Anders Friden, quien se ha cortado las rastas para alimentar las suspicacias de los más intransigentes, y en Bjorn Gelotte, el otro guitarra. El resultado es un disco de Metal que abraza el Metalcore sin complejos, con melodías pegadizas, lógico si se observan las direcciones que habían tomado los anteriores trabajos.

Además, hay bastantes detalles que enriquecen y engrandecen el sonido de los de Goteborg: orquestaciones en el tramo central de "A new dawn", coqueteos con Linkin Park en "Jester's door", timbres de Friden desconocidos hasta ahora en "Ropes", intros en los temas de ciertos toques progresivos, teclados apoyando las canciones... Muchos detalles que no cabían en los In flames originarios y que ahora pintan un cuadro musical verdaderamente admirable.

Todos los prejuicios que me pudieron introducir las lecturas antes mencionadas se desvanecen al poner el Cd y escuchar el tema que le da título al trabajo. Un riff poderoso, atractivo, que entra después de una breve intro calmada. Ese riff enseguida queda a merced de la poderosa voz de Anders. La primera grata impresión se traslada al segundo tema, el primer single, que gana mucho en el contexto global del disco. Es cierto que puede sonar flojo al escucharlo de manera aislada, pero "Deliver us" es un gran tema. Pero es que hay muchos: "Fear is the weakness", "A new dawn", "Darker times"... Hay mucha calidad, como siempre en In flames.



En cuanto al ambiente que lo rodea, muchos títulos son pesimistas, incluso trágicos, como en "Fear is the weakness", "Darker times", "Ropes" o "Enter tragedy", sin embargo, el final rezuma positivismo con dos canciones como "A new dawn" y "Liberation".



El tono vocal es Friden es aún muy agresivo, pero sus registros son muy variados, lo que le hace crecer como cantante. No se puede decir que las bases rítmicas sean virtuosas, o que las guitarras estremezcan, pero disparan riffs y melodías potentes, y con eso basta. Sí han podido perder un punto de velocidad, pero para nada de fiereza como se comprueba en "The puzzle" o "Enter tragedy".



Hay muy pocos grupos que puedan decir que sus discos son pasoa adelante cuando las propuestas sonoras evoluciona, cambian. In flames son uno de esos grupos. Escucha el disco abstrayéndote de todo lo demás, piensa que es un disco más de una banda desconocida, sin pensar en lo de antes si eso es lo que temes. Y entonces te gustará. Si te gusta el Metal te gustará.

viernes, 19 de agosto de 2011

Jugando al poker con Heavy Metal

¿Te gusta el Metal? Lo más probable es que sí si estás leyendo esto. ¿Te gusta jugar al poker? Si es que no, como a mí, a lo mejor te animas tras visitar esta web, que es de lo que más éxito está teniendo en el mundillo metalhead anglosajón. Se llama Metal Poker y su lema es Play louder, o "dale más caña".

El juego consiste en darle a las cartas, con apuestas reales y con la posibilidad de jugar con otros heavies en línea, con Metal de fondo. Incluso la baraja está decorada convenientemente con calaveras y demás simbología metalera. Tan sólo hay que descargarse el software, dado que en la web garantizan confidencialidad y seguridad al máximo, y ponerse a hacer escaleras de color y demás jugadas maestras.



Las instrucciones están bastante bien detalladas (acerca de la mecánica del juego online, no sobre cómo se juega al poker, claro), así que conviene tener unas nociones de inglés lo suficientemente consistentes como para no liarse.

Si sois afortunados, podriais echaros unas partidas con músicos de bandas como Dark Tranquillity, Borknagar, Merrimack, Angelus Apatrida, Sonne Adam, Leprous o Morgoth, que ya están registrados.



También tienen una sección donde se pueden realizar prácticas para superar recelos y solventar las dudas que les pueda surgir a los jugadores. Melenas y cartas, puede ser una mala combinación! Probadlo y ya nos contaréis!

martes, 16 de agosto de 2011

Crónica del concierto de Cinderella en el Irving Plaza de Nueva York el 9 de agosto de 2011



Pues sí, los carteles que anuncian los conciertos también son  como en las pelis!

Tras su paso por Bilbao, Madrid y Barcelona en junio, Metalbitacora recibió la invitación para asistir a uno de los conciertos de Cinderella durante su gira estadounidense, y allá fuimos, a ver su noche en Nueva York. Queríamos comprobar si su leyenda es tan grande allí como creíamos, o como lo fue hace dos décadas, y también si los europeos habíamos recibido una dosis mucho menor de la Cenicienta de la que daban en su país. Recordemos que tocaron una hora y diez justita en Bilbao, dejando fuera algunos clásicos de su discografía.

Nunca había asistido a un concierto en los Estados Unidos, así que lo primero que me sorprendió fue el luminoso que preside la puerta de entrada a un recinto de un tamaño no muy superior a nuestras salas. Más bien discreto, con pinta de teatro, y con un segundo piso sólo apto para los VIP's. Para aburridos, vamos, porque si el público de pista es paradito en los States, los de arriba parecen momias. Pero esa es otra guerra.

El luminoso anunciaba a Cinderella para esa noche de 9 de agosto, calurosa y con muchísima humedad en Manhattan. Fue sencillo llegar al Irving Plaza, pues está al lado de Union Square, apenas a unos metros de la salida del subway, así que al llegar a su entorno pensé que comenzaría a toparme con pelos cardados, olor a laca, mallas bien ajustadas y botas de cowboy. Pero mi gozo en un pozo.

Ni expectación ni frikis ni Metal. Como ya contaré más adelante New York City (NYC) no es la ciudad del Metal. Es la ciudad más espectacular del mundo, pero allí heavies, lo que se dice Trues, más bien poquitos. Así que entramos al Irving pensando que quizás dentro cambiaba la cosa, y nada. El mismo merchandising que en Bilbao y sorprendentemente el mismo número de asistentes, muy pocos pelos largos y escasez de camisetas negras. Las bandas pegadas al pecho iban desde Mayhem hasta los propios Cinderella. No se puede beber en la calle, no se puede fumar dentro, y las latas de Budweiser cuestan cinco o seis euros. Más la dichosa propina, total? Pues como en casa más o menos.

La sala no es muy grande para lo que es NYC, pero su actividad es intensa, incluso durante en agosto que es un mes más bien escasito de conciertos en la Gran Manzana. Pero esa misma semana iban a acoger una descarga brutal con seis bandas extremas, entre ellas Dying Fetus, Six Feet Under, Whitechapel y los cabezas de cartel, unos verdaderos dioses en EEUU, The Black Dahlia Murder. Diría que hubiera preferido esa noche, pero como seguramente lea esto alguien a quien no le gustará que lo diga, pues no lo digo.


Metalbitacora con John Corabi (o es un pirata del Caribe?)

Lo mejor de todo fue que el telonero, John Corabi, salió a escena muy puntual. La gente la acogió con aplausos y calor. Se nota que este chico le cae bien al público hardrockero. Su paso por Motley Crue tuvo más pena que gloria, pero lo cierto es que hay gente que nace con estrella y otra nace estrellada. Y el pobre Corabi es de los segundos. Me parece el Ripper Owens del Hard Rock: todos le admiran, tuvo su oportunidad en una gran banda, pero nunca le acabaron de salir las cosas. Vamos, que nunca consiguió tener su grupo. Cuidadito Myles Kennedy a ver si no te ocurre lo mismo.

John Corabi cogió su acústica y una lata de cerveza y allí subió, a hacer un concierto exclusivamente acústico. Es algo que yo no sabía, y que me dejó un poco frío. Pero la cosa no fue mal. Si bien al principio la propuesta no parecía agradar, la intimidad y el cariño que Corabi iba inyectando a los temas, y sus pequeños discursitos entre canción y canción lograron animar a un respetable que cumplía los clichés del público rockero yanki al 100%.

Corabi, con un look parecido al de Johnny Depp en Piratas del Caribe mostró sus encantos con "Love (I don't need it anymore)" de Union y otras versiones, como "Man in the moon" de The Scream, la emotiva "Father, mother, son" y por supuesto algunas composiciones de los Crue, sobre todo el medley de "Driftaway + Home sweet home" que todos cantamos al unísono. Cerró con una de los Beatles, "Oh! Darling". Se llevó una buena ovación de quienes estábamos en el foso. Los VIP's parecían figurantes, qué cosa de verdad...



Pensando que es un buen cantante, que no es un compositor desechable, y qué poco acogedor era el público salí a airearme antes de que salieran las estrellas de la noche, que hay que decir que estuvieron muy bien, mucho mejor que en Bilbao. Cinderella transmitieron que aún tienen cosas que decir en este negocio, y que si son capaces de componer un puñado de buenas canciones, su nuevo disco puede ser una sensación. La noche de la Rock Star en Barakaldo todos salimos contentos: habíamos visto a una banda que muchos pensábamos que jamás veríamos en directo, habíamos rememorado grandes clásicos, pero nos quedamos con la miel en los labios por su corta duración (hora y diez) y porque la voz de Tom Keifer nos pareció muy justita, sobre todo al principio. Pasados los temas entró en calor y se despejaron los fantasmas, pero nos temimos lo peor.

Sin embargo, en NYC vimos que la gira les había hecho muy bien. Dos meses más han devuelto a Keifer el estado vocal de antaño, ha adelgazado unos cuantos kilos y se mueve mucho más de lo que lo hizo aquí. De hecho, él se encargaba cada rato de animar a un público realmente apático. ¿Esta gente vive así al Rock N' Roll? Pero si no dan un paso ni una palma! Chavalería, que estas canciones son joyas de nuestra juventud! Bueno, ellos mismos. Desde el principio hasta el fin, bailamos al ritmo de Cinderella, que ejecutaron sin fallos, con una buena coordinación entre ellos y con el liderazgo de Keifer y del altísimo Jeff LaBar a la guitarra. Incluso ambos llegaron a batirse en duelos de guitarra y hasta en duelos de guitarras de doble mástil. Cómo nos siguen gustando esas macarradas.

El setlist fue prácticamente clavado al nuestro, con esa fría apertura que es "Once around the ride", para luego ir a "Shake me". El telón que les presenta como 25 años de Rock N' Roll americano presidía una sobria escena, con un juego de luces que aportaba mucho (cuánto hay que aprender aún por aquí en detalles como ese!), y en todo momento Keifer dirigiendo la orquesta.

Cuando uno ve varios conciertos de este grupo comprueba por qué siempre les han faltado un par de pasos para llegar a lo más alto: falta un poco de energía, algo de actitud y sobre todo más sacrificio. Pero están ahí porque tienen temas buenísimos, mucho mejores que otros de su quinta. Gracias a esas canciones han sobrevivido. "Heartbreak station" es una brillantísima composición que en Bilbao todos cantamos a una, entonces casi me cabreo al ver tanta frialdad entre quienes me rodean. Enlazan con "Somebody save me", que es mi favorita y aquello promete ser una gran noche en la que sólo se ausentará el público. Así es.



"Coming home", "Nobody's fool", que es para desgarrarse la garganta a gritos, y "Gypsy road" son algunas de las que nos dirigen hacia la segunda parte del show, los bises. Curiosamente, y a pesar de que han pagado entre 41 y 50 dólares por entrar, los asistentes ni siquiera se molestan en pedir que salgan otra vez. Bueno, algo de razón tendrán porque saben que de un modo u otro saldrán, pero vamos, algún gritito, así, aunque se os escape... O no?





"Long cold winter" supone uno de esos duelos guitarreros entre Kiefer y LaBar, en plan blues, antes de que, esta vez sí, todo el mundo se ponga a bailar con el que fuera su gran hit: "Shelter me". Thank you New York, y a casa. Cinderella estuvieron soberbios -entendámonos, para lo que son ellos en directo- y el público neoyorkino estuvo en lo que dicen que es su línea: parado, apático y poco comunicativo. El cóctel no es muy sugerente, pero sirvió para que comprobáramos que Cinderella se van recuperando, y que pueden tener cuerda para rato. ¿Grabarán nuevo disco de una vez?


domingo, 14 de agosto de 2011

Crónica del concierto de Europe en el Festival Brincadeira (Ordes, A Coruña) el 13 de agosto de 2011

Festival Brincadeira

Ordes, A Coruña, Galiza
Sábado, 13 de agosto de 2011
Entrada: 20 euros (25 en taquilla). Otros grupos que actuaron ese día: Manolo Kabezabolo, Boikot, Habeas Corpus, Burning o Locomía

En la avalancha de festivales veraniegos que tenemos en la Península, despuntaba en Galicia este Festival Brincadeira por su concepción y por su cartel. Un cartel extremadamente variado, y que presentaba a leyendas del Rock en español como Rosendo u Obús, a personajes inclasificables como Manolo Kabezabolo, clásicos como Burning, y exotismos como Locomía, además de una variada selección de la producción propia galega, incluyendo a bandas que van desde el Rock hasta el Hip Hop, y entre las cuales destacaría a los brillantes Dios que te Crew o a Dakidarría.

Pero para nosotros el reclamo era Europe, en su penúltimo concierto de la gira veraniega (el último, según contó Joey Tempest será en Oslo, Noruega) antes de entrar al estudio en octubre para grabar un nuevo disco, del que por cierto nos presentaron un tema titulado "Doghouse". Así que allá fuimos, a verles por quinta vez desde su retorno en 2003. Europe será una de las bandas que más veces he visto desde entonces, junto con Maiden, Metallica y otras españolas como Hamlet o Los Suaves, y si les he visto tanto es, simplemente, porque siempre cumplen. No conozco a nadie que haya probado el directo de Europe y que haya salido insatisfecho. Conozco a muchos que fueron a verles llenos de prejuicios y salieron encantados. Europe es un grupazo. (Sala Rock Star 2008, Kobetasonik 2008)


Desde la base rítmica, con Ian Haugland castigando la batería y John Leven casi hierático al bajo, yendo a los coros y teclados de Mic Micaeli, pasando por ese guitar hero que es John Norum, hasta el siempre sonriente Joey Tempest, con un prodigioso estado vocal, Europe ofrecen calidad y carisma a un público que acaba siempre rendido y no sólo por los clásicos de los '80, cada vez más ignorados en sus repertorios, que se basan en un altísimo porcentaje en temas de esta nueva etapa, más rockeros, menos comerciales e incluso mucho más complejos compositivamente hablando.

Pocos minutos después de la una y media, y ante un público muy variopinto donde dominaban los metaleros y los curiosos desinformados que esperaban ver a un grupo decrépito del que sólo conocían "The final countdown" y "Carrie", los suecos salieron a Ordes (Qué será los próximo? Van Halen en Abaltzisketa?) como siempre a darlo todo, con la intro de "Last look at eden" que fue su primera canción. Es la que abre su último disco de estudio hasta la fecha y con su ritmo sinuoso Tempest comenzó a jugar con el pie de micro y a sonreír hacia nosotros, y ya desde ese momento pudimos ver a Norum un poco más empático que de costumbre. Sin llegar a echarse carreras por la escena, esta vez el normalmente seriote guitarrista interactuó un poco más de lo habitual.

Rápidamente lanzaron otro tema de la nueva etapa, uno de los más heavies, "The beast", y aunque había bastante desconocimiento, como es normal ante un público tan diverso, la respuesta fue unánime: aplausos y puños en alto. Claro que Europe sintió el calor del público a la tercera, un "Superstitious" que siempre es acogido con entusiasmo, y que es una canción que nunca falta en sus repertorios. Y que además siempre va en tercer lugar. Hubo tiempo para volver más atrás en el tiempo y recuperar la cañera "Scream of anger", ahora que han aparcado "Wings of tomorrow", "Stormwind" o "Seven doors hotel", que eran las habituales hasta 2010.

Y para dejar claro que aquello era un concierto de Hard Rock, seguir repasando toda su discografía, se fueron a lanzar un "Let the good times Rock", que precedió a la inevitable "Carrie". Esta vez tocaron la versión original, sin parte acústica como han hecho otras veces: piano, estribillo y solo de Norum. El público hizo el resto. Para entonces Tempest había dado ya un recital de cómo ha de ser el frontman de una banda de Rock: profesional, sin hacerse el malote rompiendo habitaciones de hotel, cuidando su voz, con un buen abanico de bailes y poses y sobre todo transmitiendo sonrisas y complicidad hacia un público que paga para eso. Por cierto, sólo 20 euros, la mitad de lo que habría que pagar por verles en una sala.



"No stone unturned", del último disco, abrió paso al corto pero excelente solo de John Norum, quien mostró un nuevo juego de guitarras esa noche, entre ellas una Gibson y una Flying que me hizo pensar si no se estará haciendo del todo con las riendas del grupo para endurecer su sonido aún más. Otra cosa que hay que agradecer de Europe es que siempre varían su setlist. No esperaba "Seventh sign", un tema que muy pocos conocíamos allí, y que abrió una fase intermedia del concierto más pausada, no porque fuera menos cañera, sino porque la gente observaba ante sí a una banda completamente diferente de la que muchos esperaban, una banda madura, con una oferta musical muy diferente de la que tenían entre 1985 y 1990, y absolutamente empastada y unida.


"The getaway plan" me parece una de las canciones en las que Tempest está más juguetón, quizás por los wua-wuas del estrubillo. El cantante tocó la guitarra en varios temas, en la bella "New love in town" la acústica, y después otro solo, este divertidísimo, de Haugland a la batería. Con la sintonía del Séptimo de Caballería, Haugland castigó los parches y arrancó los aplausos del público, que se lo estaba pasando en grande. El batería estaba de cumpleaños, y antes de los bises sopló las velas y descorchó una botella de champán como podéis ver en uno de los vídeos. "The one and the only" como lo definió Tempest. La verdad es que es muy carismático este chico.

Y a partir de ahí, la traca final, un derroche de Hard Rock que se convirtió en toda una celebración tanto arriba como abajo del escenario. "Love is not the enemy" fue la transición hacia un tema que nunca había escuchado en sus directos, era una de mis espinitas, esa joya del AOR llamada "More than meets the eye", una pieza exquisita que disfruté de lo lindo y que me dejó muy poco oxígeno para los dos cañonazos que nos lanzaron después: la espectacular "Cherokee" y la emocionante "Rock the night", ambas cantadas al unísono por banda y respetable. Uno se para a pensar y se da cuenta de la cantidad de temazos que tiene Europe en toda su discografía.


Los oes fueron inevitables en la pausa previa a los bises, que sólo fueron dos, pero de muchos kilates. El primero de ellos, el tema nuevo del que os hablaba: "Doghouse", adelando de su próximo disco que parece consolidar una tendencia hardrockera muy interesante y altamente creativa, y que debe servir para llevarles de nuevo a las más altas cotas de éxito porque, sinceramente, se lo han vuelto a ganar. El final fue el inevitable: esa gran comunión que se da cuando Micaeli empieza a entonar con sus teclados a perfilar "The final countdown". Tempest nos instaba a saltar pero no hacía falta porque siempre, cuando acaban sus shows, aquello es el delirio.

Una vez más me río de quienes nos intentan enseñar el camino del Metal con esos grupillos cuyos cantantes instan a hacer círculos y a batirnos a empujones y a codazos con propuestas musicales tan pobres como la economía de Grecia, despreciando a bandas monumentales como Europe. Esto es Rock duro; se trata de pasarlo bien y de hacer buena música, nada más, y ellos siempre cumplen. Tú te lo pierdes, machote.


Setlist
Intro + Last look at eden
The beast
Superstitious
Scream of anger
Let the good times rock
Carrie
Solo Micaeli
No stone unturned
Solo Norum
Seventh sign
The getaway plan
New love in town
Solo Haugland
Love is not the enemy
More than meets the eye
Cherokee
Rock the night
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Doghouse (new song 2011)
The final countdown