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martes, 4 de agosto de 2009
Crítica del libro "Metallica. The frayed ends of Metal" de Chris Crocker 6/10
Título original: Metallica. The frayed ends of Metal.
230 páginas
Traducción de Elena Castro.
Segunda edición (1ª edición, 1997)
Ediciones Cátedra. Grupo Anaya, colección Rock Pop
Estas vacaciones, que todavía disfruto, me están sirviendo para hacer esas típicas cosas que la ausencia de tiempo no te permite durante el curso. Una de ellas es leer cosas relacionadas con mi pasión, el Heavy Metal. El primer libro que he devorado es una obra de Chris Crocker, un autor del que carecía de referencias, acerca de Metallica. El subtítulo del libro parte de la canción "The frayed ends of sanity", del álbum "...And justice for all", y trata de acercarse a la enorme influencia que esta banda ha logrado en todo el movimiento metalero mundial.
He llegado a él tarde, dado que esta biografía sólo alcanza hasta la edición del disco negro y la subsiguiente gira "Wherever I may roam tour". Es decir, no contiene detalles da la salida de Jason Newsted, la edición de "St. Anger", los discos Loads, etc. Aún así, se trata de un recorrido exhaustivo desde los inicios de la banda hasta el año 1993. El trabajo de recogida de información se basa en hemerotecas y otras publicaciones anteriores, así que no hay apenas declaraciones directas de los miembros de la banda al autor del libro. Aún así, éste aclara algunos mitos y creencias relacionados con el grupo y que siempre habíamos dado por ciertos.
Quizás el mayor punto negro del libro sea la traducción, confusa muchas veces, con graves faltas de ortografía y expresiones mal recogidas del inglés al castellano, lo que llega a causar incomodidad a veces e incluso obliga a releer párrafos para no perderse en la narración. Diría que se trata de un libro sólo para los muy fans, que gracias a él disfrutarán de una lectura amena y podrán rememorar etapas clave de la banda.
Tampoco es que se vayan a aprender demasiadas cosas, pero no deja de ser interesante pararse en la actitud de Hetfield y Ulrich durante el proceso de elaboración de "Kill'em all", el duro golpe que supuso la pérdida de Cliff Burton, la caña que le dieron a Newsted durante sus primeros meses en el grupo o la reacción que tuvieron todos ellos cuando se les empezó a acusar de haberse vendido. Si tuviera que escoger algo, me quedaría con todas las personas que apostaron por Metallica en los primeros días: managers como Brian Slagel, promotores de conciertos o el entrañable matrimonio Zazula, Jon y Marsha, que de poseer una tienda de discos underground pasaron a convertirse en el mayor apoyo de bandas como Metallica o los mismísimos Anthrax. Fuera de ahí, tampoco hay grandes descubrimientos en torno a un grupo del que ya está todo o casi todo escrito, e incluso grabado en el documental "Some kind of monster".
Los amantes de las rarezas también encontrarán una amplia recopilación de publicaciones legales o no legales de la banda hasta los inicios de la década de los '90, incluyendo singles y versiones de grupos de la NNWOBHM, algunas de las cuales jamás he escuchado. No estaría de más una publicación recogiéndolas todas.
También se habla de las giras desarrolladas por el grupo. En 1998, Lars declaró que "hay muchas tensiones y frustraciones que van creciendo en los chicos y chicas con la rutina del colegio o el trabajo. Cuando vienen a este tipo de conciertos, descargan de alguna manera estas energías. Y eso puede ser bastante duro, brusco o energético". Una frase que sintetiza bastante bien la actitud que, a pesar del paso de los años, aún mantienen en escena.
Un episodio histórico en Metallica es cuando deciden ceder la producción de uno de sus discos a Bob Rock. Según el autor, Ulrich decía no entender "todo este histerismo por nada. Nos abrió los ojos en algunas cosas". Más directo fue Hammet en la MTV: "Nos gustó cómo sonaba su nombre". A ellos esa reacción les obligó a resituarse, de hecho Hetfield confesaba que en la gira del Black album tocaban "Enter sandman" en primer lugar para que luego, quienes se habían subido al carro por ese disco, tuvieran que asistir a descargas poderosas de su viejo material.
En definitiva, un libro interesante para los amantes de Metallica e incluso para los seguidores de la vieja NWOBHM, ya que se mencionan cantidad de bandas y temas influyentes para los grupos que desarrollaron el Thrash Metal clásico. Si no lo encontráis en librerías, intentadlo en Internet. Tengo la sensación de que mi ejemplar lo pillé de casualidad en el lateral de una estantería.
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4 comentarios:
Este tipo de libros me los leo en dos minutos, me encantan todos. Y por cierto, el concierto de Metallica el 14 de junio en Madrid fue la puta bomba. No me los esperaba en tan buena forma, joder!
Saludos, amigo Dani:
Hacía tiempo que no me metía en Metal Bitacora. Como dice el Jonan, te sigo considerando ¡EL PUTO AMO! ¡Sigue así!
Respecto a Metallica... me perdí el concierto de Barcelona (y Madrid). Pero os cuento una anécdota sin desperdicio al respecto...
Resulta que un compañero de trabajo sí fue y, a modo de consuelo, le pedí camiseta de gira. Me la trajo. Y, un buen día, preguntándole sobre la experiencia... me hablo de decepción. ¿Cómorrrrr? No puede ser, me dije. Pero si leí la crónica de Dani y parece ser que estuvo bien... No me cuadraba...
Me decía que no tocaban ninguna canción de las viejas. Así que repasé la song list que dispuso Dani en el blog. Y ví que la inmensa mayoría eran clásicos.
Después caí en la cuenta del malentendido... es que el tipo en cuestión que fue al concierto... ¡LLEVABA ESCUCHANDO METALLICA CUATRO AÑOS! Con razón la mayor parte de los temas que tocó Metallica... ¡LE PARECÍAN NUEVOS!
Un abrazo a todos, Dani y demás amigos.
Hola Galko, pues si este tipo de libros te los devoras, hazte rápido con el de los Crüe del que acabo de escribir porque es una gozada.
Me alegra saber de ti Raúl. Para bien o para mal, que de todo hay, subirse al carro de Metallica sigue siendo "chachi" en círculos extrametaleros. Lo bueno es que algunos aún deben ser instruidos en la carrera del grupo, y eso supone tragarse clásicos en los conciertos con los que no contaban... Que se acostumbren! A mi lado había un chico de Zamora que los descubrió con el St Anger... Pobre chico, pensé yo!
Raúl, ¡qué sorpresa leerte de nuevo!
Saludos!
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