domingo, 27 de junio de 2010

Crónica de los conciertos de Slash y Kiss en el Azkena Rock Festival

Tarde-noche agradable en lo meteorológico en la casi siempre fría Vitoria-Gasteiz para acoger la jornada más rockera de la edición 2010 del Azkena Rock Festival. El festival este pretendía pescar en dos caladeros: el Hardrockero y el rock más clásico y suave de Bob Dylan y Chris Isaak. A mí, como sabéis, sólo nos interesaba el primero, y allá que nos fuimos.

No presté ninguna atención a las bandas que antecedieron a Slash, de hecho entré en el recinto a eso de las 21 hs, y lo mismo parecían hacer la mayoría de metaleros que circulaban de barra en barra, mientras que algunos preferían ver el partido España-Chile. Ya entrada la noche, a eso de las 23 hs salió a escena el ex guitarrista de Guns N’ Roses, acompañado por su banda y el sensacional cantante Myles Kennedy. Había muchas ganas de ver a Slash, con su pitillo y su sombrero de cuero, y más tras la publicación de su disco en solitario, con el que me ha hecho pasar muy buenos ratos.

La banda comenzó con “Ghost”, el tema que abre su último disco, y lo cierto es que aquello sonaba bien. Eché de menos, eso sí, algunos vatios desde mi posición, que desde luego no era atrasada, pero la guitarra de uno de los mejores intérpretes del mundo ya sonaba a gloria. El concierto en sí fue espectacular. Creo que esa noche va a ser lo más parecido a una reunión de los GN’R auténticos que vayamos a ver nunca, y de hecho los momentos, varios, en los que interpretaron clásicos de la banda matriz fueron apoteósicos.

El primero en caer fue “Nightrain”, y en él ya apreciamos que Kennedy puede acercar su timbre al de Axl en los mejores años, pues clavaba los temas y, algo que es muy importante, evitaba cualquier afán de protagonismo, permitiendo que la guitarra del líder estuviese siempre en primer plano. “Nightrain” nos animó, pero “Civil war” fue toda una sorpresa que comenzó a caldear el recinto de manera importante. ¡Cuántas veces habremos imitado el wah-wah de la guitarra en nuestras habitaciones con la música a tope!



A partir de ahí, el grupo nos fue ofreciendo temas del disco en solitario de Slash hasta el final, cuando vino el clamor. Sonaron “Back from Cali”, una de las dos que canta Myles Kennedy en el trabajo del chico de los rizos con la Les Paul, y “Nothing to say”, la más heavy y macarra de todo el álbum (subiré el vídeo cuando pueda), con unos riffs muy a los Black Sabbath al arranque.

Pero, como decía, la gran sudada nos la dimos en el tramo final. Primero, cuando empezamos a intuir que venía “Sweet child o’mine”, pues Slash, que no ha perdido ni un ápice de su talento con el paso de los años, comenzó a vacilar con el riff hasta que aquello empezó. Y os podéis imaginar… Habrá sido una de las canciones que más veces hemos escuchado en nuestra vida, y allí estaba, para muchos por vez primera en directo. Fue una gozada, pero no sólo musical, sus poses, sus saltitos sus movimientos sobre la escena eran embaucadores.



Pero el remate aún fue capaz de superar ese momento: el primer tramo de “Paradise city” puso a saltar al mismo ritmo a las 17.000 personas que estábamos en las campas de Mendizabala, redondeando un gran concierto que, en mi opinión, fue lo mejor de la noche, muy por encima de Kiss. De hecho, me supo a poco la hora y media de guitarreo por parte de uno de los músicos más talentosos que haya escuchado nunca. Porque Slash tendrá muchos defectos, pero verle interpretar algunas de las canciones de nuestra vida fue un auténtico placer. Y su elección de cantante fue un gran acierto. Slash y Kennedy pueden darle al Hard Rock muchas noches de gloria.

Dejó, sin duda, el listón alto para los Kiss. Estos siempre juegan sobre seguro, y gran parte de la partida la tienen ganada sólo con el maquillaje, la pirotecnia y el fuego. Pero los rockeros solemos ser exigentes y queremos más. Por eso hay que señalar el gran lunar que para la música de Kiss es hoy por hoy la voz de Paul Stanley. El cantante principal del grupo está en un momento muy bajo de forma y, al margen de que no se le escucha con nitidez, tiene que hacer parones constantes para recuperar fuelle, con lo que el concierto pierde ritmo. Se agradecen los temas que interpreta Simmons, pues ahí sí que Kiss parecen tener un cantante.

Al margen de este detalle, para nada menor, el concierto discurrió por los cauces habituales, mucha espectacularidad, los números de siempre: la sangre de Simmons, la tirolina de Paul Stanley y un tramo final de descarga plagado de éxitos rutilantes que ya quisieran muchos grupos para sí como “Love gun”, “Lick it up”, “I was made for loving you”, “Detroit Rock City”, “God gave Rock n’ roll to you” y “I wanna Rock n’ roll all night”. Además, pudimos disfrutar de un solo estupendo, una vez más, de Eric Singer, que me parece uno de los baterías más interesantes del Hard Rock, no sólo por su espectacularidad, sino por su capacidad para cantar mientras toca. Por cierto, abandonó los parches para coger el micro y cantar “Beth” con la ayuda del público.

El repertorio varió con respecto al que ofrecieron en Bilbao en 2008, en aquel memorable Kobetasonik, y el arranque fue para una del último disco “Sonic boom”: “Modern day Dellilah”. Introdujeron “Cold gin”, “Let me go Rock n’ roll”, “Firehouse” y “100000 years” en el primer tramo, y hasta ahí se puede decir que la voz de Stanley aguantó, pero luego comenzó a hacer aguas de una manera escandalosa. Os puedo decir que llevo desde los 12 años esperando escuchar en directo la canción más atractiva de Kiss, que para mí es “Crazy crazy nights”, y que cuando llegó el momento sólo me oía a mí mismo. Entre que, como decía antes, el volumen era algo bajo y que Stanley está en las últimas, la canción perdió muchísimos enteros. Una pena.



Después, speech (“sois los mejores”, “hemos estado en Madrid y Barcelona y queremos ver si vosotros gritáis más”, “Vitoria-Bilbao”, esto último supongo que no les gustaría nada a los de casa, etc.), parón, solo, otro parón, numerito y el tramo final. Antes habían caído “Shock me”, “Say yeah”, “Deuce”, “I’m an animal” y “Calling Dr Love”, un grupo de canciones en las que de todo hay, la verdad, algunas son bastante prescindibles.

Sea como sea, estos señores son lo que son después de cuatro décadas, y cuando llega la traca final haces como que lo de Stanley no es para tanto, te vuelves a quedar boquiabierto con las descargas de fuego y te frotas los ojos cuando el señor del torso desnudo pasa encima de tu cabeza en la tirolina para cantar la canción más comercial de su historia sobre una plataforma a apenas dos metros de la torre de sonido, en donde están los VIPs también.



Para cuando ha llegado el final, te sientes orgulloso de haberlo vivido, y los fuegos artificiales que iluminan el cielo de Vitoria-Gasteiz confirman que algo grande ha pasado. Es la banda más caliente del mundo, y el aumento de grados lo hemos sentido. Eso sí, Paul cuídate. Querríamos una gira más, con un repertorio más variado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

totalmente de acuerdo con la cronica, soy seguidor de KISS desde hace siglos y creo que Slash se los merendo. Muchisimo espectaculo (en eso KISS no fallan nunca) pero muy muy poca voz.

por cierto, aqui teneis mis fotos del evento:

http://www.flickr.com/photos/franciskyu/

Un saludo!!

Anónimo dijo...

totalmente de acuerdo con la cronica. soy fan acerrimo de KISS y los he podido ver este año en madrid y vitoria y aunque estuvieron mucho mejor que en bilbao en el 2008 Slash les saco los colores en el Azkena, estuvo brutal y alli se vio que los años no perdonan a nadie. Para mi Slash fue el mejor de largo.

Ahora que el espectaculo visual de KISS impresionante, muy bien preparado y aunque siempre se repite cada año me parece mas impresionante!!

aqui pongo unas enlace a fotos del evento:

Anónimo dijo...

no esta nada mal, buena recomendacion!!!

Por cierto, a ver si decis algo del azkena, os dejo las fotos que hice del evento (bueno de los Kiss hay alguna foto de Madrid tambien)

http://www.flickr.com/photos/franciskyu/

Un saludo!!