jueves, 4 de noviembre de 2010

Crítica de "Clockwork" de Angelus Apatrida 9/10

Da gusto reencontrarse con el Metal más feroz descubriendo a una nueva banda. No es que Angelus Apatrida sean nuevos en el negocio, que para nada, sus kilómetros llevan encima estos manchegos, sólo que, como he confesado otras veces, es ahora cuando me he parado a prestarles la debida atención. Su nuevo trabajo “Clockwork”, que hace el tercero en apenas cuatro años, es un verdadero puñetazo en los morros, que combina furia y calidad a partes iguales, haciendo de la banda el mejor exponente del Thrash Metal peninsular.

A estas alturas todos habréis oído hablar de ellos, pues han logrado ya algunas portadas en medios especializados que sólo suelen dedicar tal honor a Mago de Oz y, si hay algún acontecimiento excepcional, a Los Suaves y Barón Rojo. En poco tiempo pueden alcanzar una relevancia internacional semejante a la que tienen, por ejemplo, Hamlet que llevan más tiempo girando por otros países, aunque también es cierto que Angelus cantan en inglés, y eso les abrirá más puertas. Su nuevo trabajo lo edita Century Media, todo un referente del Metal mundial, y han tocado, gracias a su proyección, con bandas como Arch Enemy o Warbringer, y actualmente se encuentran recorriendo España en una gira que les está reportando aún más fama y, sobre todo, comentarios muy buenos.

¿Qué encontramos en “Clockwork”? Realmente es un disco de Thrash, pero el concepto se me queda estrecho para definir las sonoridades que ofrecen Guillermo Izquierdo, David G. Álvarez, Víctor Valera y José J. Izquierdo. Eminentemente es Thrash, sí, pero hay muchos más ingredientes aquí, desde un Heavy Metal clásico en algunos pasajes (no parece casualidad que cierren el disco con una versión del “Be quick or be dead”), hasta cambios de ritmo inclasificables. Ellos mismos se autodefinen como herederos de la escena clásica de la Bay Area, y no les llevaré la contraria yo, porque aprecio muchas influencias de Mustaine en la voz (¿No parece que canta él en “National disgrace”, por ejemplo?) y también inspiraciones de Dave Lombardo y toda la artillería de los Slayer más cañeros.

El Cd se compone de 13 temas que se pasan volando, pues en ningún momento caen en la repetición. El Thrash es un estilo muy poco tendente a la creatividad, de manera que hay discos que enseguida se hacen largos no por duración, sino por pura repetición de esquemas en un tema tras otro. Creo, por tanto, que la gran riqueza de este “Clockwork” es la variedad.

En el resultado final es clave la producción (esa cosa de la que hablan todas las revistas y que casi nadie sabe muy qué es). Daniel Cardoso quizás podía haberlo hecho mejor, pero no se me ocurre muy bien cómo. El sonido es limpio, directo, sin sobresaltos, sin instrumentos que se superpongan: las guitarras están donde y como deben, y la base rítmica exactamente igual. Por último, al cantante se le entiende, cosa que no ocurre en todos los discos del estilo. Atención a este chico, que tiene apenas 29 años, y además de ser músico ha producido decenas de álbumes.



Desmenuzando las piezas, diré que “Clockwork” se abre con una intro precisamente de reloj que da paso a unas guitarras que ya amenazan tormenta. Enseguida se presenta el cortante riff de “Blast off”, y con él el primer alarido de guerra de Guillermo Izquierdo. El tema es rápido, cubierto por una fantástica batería, y el aroma está a medio entre Megadeth y los Kreator más inspirados. Los decibelios siguen bien altos con “Of men and tyrants”, donde la rapidez es lo más notable, junto con una voz llevada al límite.





Sin embargo, ya en la que da título al disco se aprecia una mayor variedad, con más cambios de ritmo aunque sin dejar en ningún momento la furia, especialmente en la parte central del solo, que es pura esencia thrasher. La variedad queda más clara en temas como “The misanthropist” o “One side one war”, cuya columna vertebral es puro Heavy Metal llevado al extremo, y que, en mi humilde opinión, conforman dos de las mejores piezas del trabajo.



Un trabajo que se corona, como decía, con una lograda versión del “Be quick or be dead” de Iron Maiden, una canción muy thrasheable, por otra parte. Creo que estamos ante un trabajo clave para entender el devenir musical de este país en los próximos años, porque Angelus Apatrida se sitúan con él en el pódium de las mejores bandas. Su salto internacional a gran escala confirma que quien les ha escuchado ha descubierto algo en ellos, y ya sólo me falta comprobar que en directo son igual de buenos que en disco.



No es sólo para fans del género, “Clockwork” es un gran disco digno de ser probado por cualquier paladar metalero que se precie. Por una vez hemos de felicitarnos ante el hecho de que una banda española con las ideas claras (y buenas) y con talento sea descubierta antes de que se disuelva. Aprovechen la oportunidad, no ocurre casi nunca.

2 comentarios:

Carlos Tizón dijo...

a mi me ha parecido un gran disco y ya es hora de que nuestras bandas intenten competir con los demas paises en igualdad de condiciones

Kolikotron dijo...

¡¡Estan de la hostia!! me lo apunto en mi agenda de discos por escuchar, estare muy pendiente de ellos.
Saludos gente.