domingo, 20 de abril de 2008

Cintas, cassetes, dobles pletinas, BASF y TDK


Me proponía Carlos (Tanis) en uno de sus comentarios hablar acerca de las cintas de cassette que tanto han marcado nuestras vidas, y ahora que tengo ya el ordenador a punto le voy a coger el guante. En realidad, y a pesar de que han marcado una época, en mi casa nunca hubo vinilos. El nivel adquisitivo de mis padres no alcanzaba para contar con un equipo de música potente y cuando había que elegir optaron por otras cosas (el vídeo, por ejemplo, que fue en formato Beta lo cual lo condenó al olvido en poco tiempo) antes que por un equipo de audio. Así que cuando me empecé a interesar por la música, en torno a la edad de 10 años, tenía que conformarme con cintas de cassette. Tenía un radio-cassette que decoré con pegatinas para disgusto de mi madre, y en sus cabezales dejaba las huellas de las cintas una y otra vez.

He de confesar que la primera cinta que compré fue la de Sabrina (eh, qué pasa, tenía 10 años!), vía catálogo Bid de la Discoplay al precio de 1.195 pesetas y con póster de regalo de la entonces bella italiana. A los 12 años escuché el "Aces high" de Iron Maiden por curiosidad, extraído de la cinta del "Powerslave" de los Maiden que cogí por curiosidad, aquel día decidí que me dejaría greñas (hasta donde mi madre me permitiera).

Mi amigo Germán, compañero de andanzas e intereses musicales en la infancia, fue el primero del barrio en acceder a un radio-cassete de doble pletina sólo unos meses después, y entonces todo cambió, se abrió una nueva dimensión para acceder a la música, porque antes intentábamos en vano copiarnos las canciones poniendo un radiocassette pegado a los bafles del otro. Claro, no salía ni pa Dios.

En una de nuestras vacaciones en la costa pude comprar la primera cinta de rock de mi vida, el "Open up and say ah!" de Poison



Reconozco que por aquel entonces no entendía bien los libretos de los discos, y menos de uno de Poison, al salir los tíos maquillados y demás. Poco a poco empecé a invertir en cintas todo aquello que ganaba. Ya he escrito alguna vez que Sangre Azul en "Cuerpo a cuerpo" y "Slave to the grind" de Skid Row fueron algunas de mis siguientes adquisiciones. Pero comprar cintas tenía sus riesgos y pronto los descubrí, a lo mejor a algunos os sorprende, pero compré una de Motörhead (1984) y otra de Van Halen que me defraudaron profundamente.

Aun así, fui aumentando mi colección de manera directamente proporcional al aumento de mi pasión por el rock. Tenía muchas más grabadas que compradas, como es natural en el caso del hijo de un obrero dada la limitación de recursos, y empecé a decorarlas con recortes de revistas para darles un aspecto más original. Se me daba bien hacer recopilatorios, y recuerdo una, hoy desaparecida, en la que se incluía a Ugly Kid Joe y su tema más popular



En ese entretiempo, mi hermano mayor -qué hubiera sido de nosotros sin hermanos mayores- compró su nuevo radiocassette negro con dos flamantes pletinas (el de la hermana de Germán era gris y, por lo tanto, menos duro) y así me convertí en el experto de las TDK's, que habían sustituido a las míticas BASF blancas, naranjas y negras, ya desgastadas por el uso y las grabaciones efectuadas una y otra vez. Compraba cintas y siempre me preguntaban si las quería "normales o de cromo", y yo pillaba normales porque las de cromo de 46 minutos costaban casi 300 pelas, y por el mismo precio me compraba una normal de 90. Y en 90, tío, entraban dos discos, uno por cada cara.

La obsesión era tal, que llegó a mis oídos que existían cintas de TDK de 120 minutos... Sólo las había en el Corte Inglés, así que busqué la primera excusa que pude para llegar a la capital y entrar en el Corte, y sí, allí estaban. Cintas de 120. Echando cálculos rápidos, ahí podía meter tres discos o dos largos y varios temas. "Arise" de Sepultura entró en mi primera TDK 120.



Mi gozo cayó al fondo del pozo cuando alguien me dijo que las cintas de 120 eran malísimas para los cabezales porque ejercían mucha presión. Entonces entendí por qué mi walkman se quedaba sin pilas tan rápido.

Lo cierto es que le cogí tanto cariño a las cintas que aun cuando el CD estaba ya plenamente consolidado, yo seguía con cintas. Aunque al final me acabé reconvirtiendo, siempre les guardaré un gran cariño. No sé cuál será la que más veces he escuchado, poer seguro que está entre las tres primeras un BASF gris de 90 que contenía el "Killers" y el "The number of de beast", además de varias canciones de Banzai, un grupo que aún hoy me genera un buen rollo tremendo. Espero vuestros recueros.



Por cierto, entre las cintas que veis en la foto de arriba, que son algunas de las pocas que conservo está la maqueta de mi grupo del Insti, "PSST", cuyo mayor hit era "Cruz invertida". Pero de eso ya hablaré otro día ;)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola , buenas

Visito frecuéntemente tu blog. Compartimos los mismos gustos musicales y supongo que los mismos años +- ;D

Muchas suerte tuviste con el disco de Poison, irrepetible sonido rockero con mucha gracia.

Mis primeros cassetes fueron el 1987 de Whitesnake, algo de KISS, Dokken y Bon Jovi.

S2 desde musicayjuegos.com

Anónimo dijo...

Hola,
Veo que los principios para todos fueron muy duros: yo me iba a grabar las cintas a casa de mi tía, que tenía un equipo con doble pletina.
También cogía el cable de la cinta del spectrum, lo conectaba a dos radio-casettes (que sólo tenían una pletina) y grababa así. El problema era que los radio-casettes no eran de una calidad buena (vamos, que eran muy cutres, sobre todo uno), y las grabaciones no salían del todo bien. Pero, bueno, era lo que había, y la posibilidad de acceder a toda la música que te dejaban era lo primero.
Yo también tendo la cinta de Sangre Azul, aunque creo que ya me había comprado varias antes.
Por otro lado, en mi casa sí que había un tocadiscos, aunque yo solía comprarme cintas en lugar de discos de vinilo.
En fin, qué recuerdos...
Saludos.

Anónimo dijo...

Saludos cordiales, Dani:

Me has hecho reir al leer tus palabras. Tus recuerdos han hecho fluir los míos. ¡Dios mío, que tiempos aquellos!

Yo era aquel que colocaba los dos cassettes (a cada cual más cutre), uno enfrente del otro. Las primeras cintas que grabé fueron de la Polla Records -Salve- (je, je, je) y de un recopilatorio de Rock Radical Vasco. Madre mía, la calidad de sonido era aberrante, por decir algo.

Respecto al Heavy como tal, Iron Maiden (The Number of the Beast y Killers), Wasp (Live in the Raw), Stryper (Soldiers under command) y Accept (Restless and Wild) fueron mis primeras "piraterías".

El hecho de no contar con carátulas le llevaba a uno a tamañas sorpresas, como, por ejemplo, enterarse de que "la vocalista" de Stryper no era chica, sino chico (por aquello de la voz atiplada de Robert Sweet).

También recuerdo las horas muertas en una tienda de discos de Gasteiz, llamada Alfaro, en la que nos juntábamos los colegas "al olor del gorroneo", si me permites la expresión. Allí pasábamos el día escuchando los últimos éxitos de Saxon, Iron Maiden y los primeros de Manowar. Mi primer disco, un arrugadiño "Powerslave" que llevé a casa cuando ni siquiera mis padres habían comprado el estupendo Pioneer que aún preside el salón del hogar paterno. "Estás como un cencerro", me espetó mi amatxo.

Respecto a las cintas, las TDK eran indiscutiblemente mis favoritas, aunque, de vez en cuando, había que apretarse el cinturón y arreglarse con una Maxell de hierro.

En casa conservo mi último radiocassette, que lo compré para las prácticas de radio en la Facultad de Periodismo. De vez en cuando, escuchó cintas viejas y me saltán las lagrimillas ;-)

Un abrazo, Dani. Y gracias por transmitirnos y compartir esa nostalgia.