Los niños del lago Bodom

Ante todo, perdón por el retraso en la actualización, pero unas obras en casa me tienen sin lugar de reflexión y sin conexión a Internet. En mi repertorio no hay ningún tema dedicado a la informalidad de los currelas que vienen a trabajar a casa, así que se libran de la ira metálica. Vuelvo por tanto al blog, eso sí, con un saludo especial a los currelas de los gremios que se pasen a visitarnos.

Desde la fría Finlandia llegaron unos jóvenes virtuosos con sus instrumentos, salvajes en la ejecución y con un refrescante leit-motiv sobre su concepto como grupo, fueron Children of Bodom. Se juntaron en 1993 bajo la batuta del brillante Alexi Laiho, y su nombre proviene de un célebre asesinato cometido en Finlandia en el decenio de los 60 aún por resolver. Un grupo de cinco adolescentes acampó en un lago situado a unos 50 kms de Helsinki llamado Bodom, y por motivos aún desconocidos un atacante igualmente desconocido se cargó a cuatro de ellos. Sólo sobrevivió uno, que víctima del impacto acabó recluido de por vida en un centro psiquiátrico. Las sospechas apuntaron hacia él durante mucho tiempo, algunas versiones llegaron a sugerir que había actuado movido por los celos, pero nunca más se supo. Decenas de composiciones del grupo giran en torno a aquello ("Lake Bodom", "Bodom beach terror", "Silent night, Bodom noght", etc.).

Aparte de su calidad musical indudable, su rapidez en la interpretación (venida a menos con cada disco como contrapartida a la ejecución), estos chicos se han hecho muy famosos merced a sus covers y versiones de canciones clásicas o populares. En su próximo disco meten una de la Creedence, "Lookin' out my back door"; pero han hecho otras versiones de Ramones, "Somebody put me something in my drink", o mi favorita, esta de Britney Spears, que en este montaje incluye a la diva del pop venida ahora a diva de memetotodolomalopalcuerpo. Disfrutad.



La cuestión es que el día 14, es decir la próxima semana, sale a la venta en Europa su nuevo disco, "Blooddrunk", o borracho de sangre, algo que Laiho atribuye a que en su adolescencia solía autolesionarse sólo por el mero hecho de ver cómo sangraba. Que ya hay que ser freaky. Eso, mezclado con que son unos grandes bebedores de alcohol ("el alcohol sólo da problemas cuando se acaba", dicen con gran sentido común) confluye en este nuevo trabajo que yo, evidentemente, ardo en deseos por escuchar. Ahí va el adelanto, sólo el arranque con ese órgano tan característico, y la base rítmica atronando hace girar las cervicales.