jueves, 31 de julio de 2008

Whitesnake en A Coruña: muerde la serpiente, o sus crías!

Whitesnake + Riff Raff
Coliseum de A Coruña. Miércoles 30 de junio
Duración: de 22:30 a 00:15 hs.
Precio de la entrada: 42 euros.
Asistentes: unas 5.000 personas según mi propia estimación.

Antes de nada, disculpas porque esta crónica no incluirá vídeos como habitualmente hago, dado que un olvido inusual hizo que mi Fuji se quedara en casa. En cualquier caso lo importante es intercambiar opiniones con vosotros acerca de este regreso de Coverdale a los escenarios tras su excelente nuevo disco, "Good to be bad". Mi impresión es muy positiva, aunque soy moderado a la hora de enjuiciar a uno de los cantantes más brillantes que ha dado el Hard Rock.

En primer lugar, he de decir que, o bien en A Coruña Coverdale (no le aleccionaron bien y llamó a la ciudad de manera incorrecta una y otra vez) no estaba en plena forma, o bien no es el que era. Estuvo muy justo vocalmente: al principio del show los coros le cubrían, luego abusó del micrófono hacia el público y en los momentos más comprometidos, los ecos que le metían desde la técnica prolongaban sus tonos. Sigue teniendo un timbre perfecto y un chorro poderoso, aunque le falta fuerza vocal. Prefiero pensar que fue un mal día para él aunque, como me dijo mi colega Marqués antes de salir del recinto: "Imagínate que tu padre estaba ahí arriba", y eso ayuda a ser menos exigente.

Dicho esto, vivimos un gran concierto de Rock. Gracias al carisma del propio líder y también gracias al elenco de músicos que le rodean. Whitesnake ha tenido a lo largo de sus 30 años de existencia (que el propio Coverdale recordó durante el concierto diciendo que era algo "inimaginable" al principio) músicos muy virtuosos, y los de ahora no van a la zaga. El más vitoreado fue Doug Aldrich, pero el otro guitarra Reb Beach no se quedó atrás, así como el bajista Uriah Duffy, o el batería Chris Frazier que efectuó un solo estupendo, y Thimoty Drury a las teclas, que completan el conjunto musical de la serpiente blanca.

Abrieron con "Best years" del último disco, una elección que me parece incorrecta porque hay temas mucho mejores, por ejemplo el que da título al trabajo, que es mucho más directo. Luego vino una de las partes más excitantes: "Fool for your loving", cantada por el público a tope y "Can you hear the wind blow", en mi opinión, el mejor tema del último, muy bien recibido por los asistentes. "Love ain't no stranger" siguió mostrándonos lo mejor de su repertorio histórico, y a esas alturas de concierto, Coverdale ya había hecho una decena de veces la pose de colocarse el soporte del micro en la entrepierna sugiriendo un gran falo. El último trallazo de esta serie fue "Lay down your love", porque después vino una fase ciertamente anodina.

"Is this love?" fue interpretada con aparente desinterés por un Coverdale que la habrá tocado millones de veces, y luego llegó Mr. Aldrich con un solo tan arrollador como innecesario porque todos sabemos que es un gran guitarrista. A mí me pareció que era el primer descanso que necesitaba el vocalista de Whitesnake. La prueba es que después tocaron "A fool in love" y, a mitad de interpretación, vino el anteriormente citado solo de batería. Sin darnos tiempo a enfriarnos, "Ain't gonna cry no more" nos hizo cantar de nuevo pero, sobre todo, cantamos con "Ain't no love in the heart of the city", cuyo estribillo repetimos unas seis veces al final animados por una banda que lo estaba dando todo. De repente, los riffs de "Gimme all your love" pusieron a botar a toda la gente que estaba en la pista. El primer bloque lo cerró "Here I go again", posiblemente su mayor éxito, posiblemente nuestra canción más querida.

Apenas unos segundos de espera entre oés, y volvieron a escena. A pesar de los lunares que antes os mencioné, los seis estaban sonrientes. Quisiera volver a mencionar a Beach, Aldrich y Duffy porque sin su aportación musical y sus coros Coverdale quedaría totalmente desnudo. La entrega de los tres cara al público fue total. "Still of the night" fue el único momento del show en que David lanzó un alarido de los suyos, en medio de una interpretación que nos enloqueció. Un gran momento. Y cerraron con "Burn", concesión a la concurrencia más veterana, tema semi-clásico de Deep Purple.

Nos supo a poco que el concierto no llegara a las dos horas, pero teníamos muchas ganas de verles y nos fuimos satisfechos. Coverdale se tiene ganado al público a priori, y su selección de músicos es siempre perfecta. Eché de menos varias canciones, pero mereció la pena. Más tiempo podría suponer que las carencias se notaran más.

Se marcharon con los silbidos de "Dark side of life", como Maiden o Judas, y nosotros esperamos su vuelta. Por cierto, quisiera hacer una mención a los teloneros, Riff Raff, grupo de versiones de AC/DC, quienes lograron calentar el ambiente de manera notable.

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