martes, 10 de junio de 2008

Crónica del concierto de Ratt en Barakaldo


Mi amiga y compañera de trabajo en Radio Euskadi Cristina Álvarez se decide a colaborar en el blog y nos envía su crónica del concierto que este pasado lunes los míticos Ratt ofrecieron en la Sala Rock Star de Barakaldo. Ahí os va con fotos y algún vídeo.

Pocos (no llegábamos a una docena) éramos los que con puntualidad británica esperábamos a las siete y media de la tarde la apertura de puertas, que se retrasó más de media hora. No fue, pues, para mi hermano y para mí tarea difícil hacernos hueco en la primera fila, apoyados sobre la barandilla y sin problemas para no perder detalle de absolutamente nada que sucediera sobre las tablas.

Se retrasó también la puesta en escena de los Gipsy Pistoleros, la banda telonera que nada más pisar el escenario, nos dejó boquiabiertos por su desfasadísimo estilo glam del que ni los más ochenteros Guns n’ Roses hicieron jamás gala. El vocalista apareció ataviado de la siguiente manera: de cintura para arriba, nada más que sus propios tatuajes, y de cintura para abajo, botas de cocodrilo, pantalones de serpiente, y una gran cantidad de cinturones macarras a más no poder. Completaba su atrezzo una botella de vino de Rioja que se cuidó muy mucho de dejar a mano, y un pañuelo de los que usan habitualmente las bailarinas de la danza del vientre. Los compañeros no iban mucho más sencillos. Cabe destacar las mallas a lo ciclista del batería en las que sólo pude reparar cuando terminaron su actuación.

Su acelerado sonido y el virtuosismo de su guitarrista quedaron eclipsados por el bochornoso espectáculo que ofrecía constantemente el cantante y los desgarradores alaridos que salían de su garganta, no sólo cuando hablaba, sino también cuando cantaba. En sus breves intervenciones entre canción y canción, en un ridículo ‘spanglish’, no había frase en la que no repitiera por lo menos cinco veces la palabra fucking. No habían transcurrido ni cinco minutos y ya se había empotrado de bruces contra la misma barandilla sobre la que nos apoyábamos nosotros.

En resumen, sonido a lo peli de Tarantino (de hecho comenzaron con un fragmento de Pulp Fiction), una simpática y electrizante versión de “Livin’ la vida loca”, de Ricky Martín, exceso de ‘estrellismo’ y poca seriedad. Se salvaba el bajista, al menos tres décadas más joven que el resto de la banda que, aunque se parecía a los demás en las pintas, no conseguía disimular su vergüenza, tanto ajena como propia.

Tras tres interminables cuartos de hora de Gipsy Pistoleros, se hizo no poco menos larga la espera para ver en acción a los Ratt. Pero mereció la pena. Para entonces, el personal melenudo, entre el que se contaba numeroso público femenino, ya abarrotaba la sala. Un detalle llamativo antes de su puesta en escena fue la ausencia de pie de micro para el cantante. La incógnita quedó resuelta en cuanto saltaron a la palestra. ¿Para que quería Stephen Pearcy el pie de micro, si se manejaba como pez en el agua por el borde del escenario?

Ese espacio central quedaba libre para que el guitarrista Warren DeMartini campara a sus anchas, supliendo sus (escasas) carencias técnicas con una alta dosis de espectáculo. Su apariencia, totalmente clásica, contrastaba con el aspecto de John Corabi, a la guitarra rítmica (una espléndida Gibson Les Paul), cuyo vestuario y manejo sobre las tablas eran más discretos. Saltaba a la vista que tanto Corabi como Robbie Crane, el joven y enérgico bajista que recordaba a mucho a Robert Trujillo, pertenecían a una generación diferente; claro que ellos no son miembros originales de Ratt. El baterista quedaba oculto tras una ordenada e impresionante torre de platillos y bombos. Bobby “The Blotz” Blotzer sólo saludó una vez, casi al final del concierto, para regocijo de la parroquia.

Desde el punto en el que nos encontrábamos, entraban a cañón los amplis de la Les Paul de Corabi, que ocultaban parcialmente la voz de Pearcy. He de decir, no obstante, que mantiene ese inusual y agudo, a la par que potente, timbre de voz. El paso de los años no ha perdonado a su rostro, un poco arrugado, pero sigue luciendo una espesa melena, que en ocasiones ocultaba bajo un sombrero. Sus constantes paseos por el borde del escenario nos permitieron abusar de la cámara de fotos e incluso tocarle. Le debió de llamar la atención la camiseta de Sepultura de mi hermano, ya que al principio del concierto, le hizo una simpática seña de aprobación.

A lo largo de poco más de una hora, el repertorio se centró básicamente en recordar los clásicos de su época de éxito (que culminó a principios de los 90), sin olvidar ninguno. No he anotado el setlist, por lo que no recuerdo exactamente el orden en el que interpretaron sus temas, pero no se dejaron ninguno en el tintero: Tell the world fue el primero, al que siguieron You think you’re tough, Back for more, Lay it down, Body talk, Wanted man, Lack of communication, Slip of the lip, Body talk, Way cool Jr., Lovin’ you is a dirty job, entre otros.

Tras esto, petición de bises por parte del público. No se hicieron de rogar. Saltaron nuevamente para tocar uno de los temas más esperados, el medio tiempo Givin’ yourself away, y poner punto final con un apoteósico Round and round.

Ratt demostraron ayer que están en forma, que se deben a su público y que merecen que compremos su próximo disco, con el que van a celebrar sus 25 años de trayectoria
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Ahí os dejo los vídeos que he encontrado por ahora





Vosotros/as podéis colaborar también si así lo deseais.

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